El 28 de julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al acceso seguro al agua potable segura y al saneamiento, reafirmando que ambos son esenciales para la realización de todos los derechos humanos[1].
Este derecho humano al agua es definido por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales como el derecho de cada uno a disponer de agua segura (en disponibilidad, cobertura, cantidad, calidad, continuidad y asequibilidad) para su uso personal y doméstico[2]. Estos usos incluyen, de forma general, el agua de beber, el saneamiento personal, el agua para realizar el lavado de ropa, la preparación de alimentos, la limpieza del hogar y la higiene personal.
La población en el Estado de Veracruz, así como en distintas regiones del mundo, se enfrenta a dificultades de acceso a agua apta para consumo humano a causa de la alta contaminación de los cuerpos de agua, mala gestión de los sistemas públicos, deficiencias en la potabilización y re-contaminación a lo largo de la red pública de abastecimiento, entre otros.
De ahí la importancia de que la Universidad Veracruzana, como institución pública, pueda brindar a su comunidad universitaria, y a la población visitante, agua segura para beber, de modo gratuito y en zonas accesibles dentro de sus instalaciones. Derivado de esto, surge en 2011 el programa Agua para todos: acceso al agua potable segura, que deriva del Plan Maestro para la Sustentabilidad de la Universidad Veracruzana, cuyo principal objetivo es promover, entre los universitarios y la sociedad en general, una cultura de consumo de agua de acceso libre.
Objetivos del programa:
- Fomentar una conciencia sobre la problemática actual del agua para consumo humano.
- Elaborar diagnósticos sobre el uso del agua y la infraestructura para su distribución.
- Impulsar la provisión de agua segura y de acceso libre a la comunidad universitaria y público visitante, a través de la asesoría a las administraciones universitarias para la instalación de sistemas purificadores.
Algunos beneficios ambientales, sociales y económicos de contar con agua purificada por sistemas propios son:
- Acceso libre y gratuito para toda la comunidad universitaria y visitantes. El agua potable segura es un derecho humano universal, lo que significa que no debiera negarse a nadie y mucho menos venderse en los espacios públicos de una institución de educación superior. El costo del agua en botella individual es 900% mayor que el de agua de garrafón y 1 600% mayor que el de agua de abastecimiento público. Considerando que el consumo diario recomendado de agua por una persona es de 2 a 3 litros, la disponibilidad permanente y gratuita de agua segura resulta en un considerable ahorro económico para la comunidad[3].
- Ahorro económico de las dependencias y entidades académicas. El costo de un sistema de purificación puede variar en función de sus características y las del espacio universitario. En general, su costo de inversión se recupera en poco tiempo (por ejemplo, en menos de 1 año para una dependencia que consume 5 garrafones a la semana[4]) al dejar de comprarse botellas individuales y garrafones de agua.
- Fomento de una vida saludable. La accesibilidad gratuita a agua segura invita a la comunidad a hidratarse regularmente y favorece su consumo sobre los refrescos y bebidas endulzadas, lo que lleva a una mejor salud de la población. Además, algunos estudios han encontrado que el PET libera diversas sustancias, entre ellas antimonio, cobalto, otros metales y disruptores endócrinos, los cuales pueden generar efectos agudos y crónicos a la salud[5],[6].
- Disminución del impacto ambiental. El costo de una botella de agua, aun siendo alto, no refleja los impactos socioambientales derivados de la extracción, producción, transporte, consumo y disposición asociados a la industria de agua embotellada. Cada persona en México consume en promedio 234 litros de agua embotellada al año[7], generando 7 kg anuales de residuos de PET[8]. De estos, solamente el 39% es recuperado para reciclaje y el restante termina en rellenos sanitarios, es incinerado o se dispersa en el ambiente[9].
[2] Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. El derecho al agua. Folleto informativo no. 35. [link a http://www.ohchr.org/Documents/Publications/FactSheet35sp.pdf]
[3] Cálculos de la CoSustentaUV con base en el precio al consumidor en Xalapa a $0.04 por Litro de agua de abastecimiento público y $25 por un garrafón de agua.
[4] Cálculos de la CoSustentaUV con base en el precio promedio de $25 por un garrafón de agua y de $6,000 por un sistema de purificación.
[5] Bach C., Dauchy X., Chagnon M. y S. Etienne. (2012). Chemical migration in drinking water stored in polyethylene terephthalate (PET) bottles: a source of controversy. Water Research 46(3):571-583
[6] Sax, L. (2010). Polyethylene terephthalate may yield endocrine disruptors. Environmental Health Perspectives 118(4):445-448.
[7] Beverage Marketing Corporation. (2011). Global Multiple Beverage Marketplace. Nueva York.
[8] Cortinas C. (2010). Reciclaje de plásticos en el contexto del desarrollo sustentable y humano. Documento de análisis del Encuentro nacional de organizaciones ciudadanas involucradas en la prevención y manejo integral de los residuos. Querétaro.
[9] ECOCE. (2012). Cifras estimadas del PET. México, D.F.